Este documento nos presenta como ante la emergencia que representó el paso del Huracán Mitch, evidenció que las contradicciones estructurales están vinculadas a las formas de desigualdades económicas y sociales, en el que los más afectados fueron –una vez más- los sectores más pobres de las ciudades y las zonas rurales.
El rostro doliente de cientos de miles de hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas, mostró no sólo a personas damnificadas por un fenómeno natural, sino a las grandes mayorías excluídas por las políticas económicas dictadas por los organismos financieros en los últimos años y que desde antes del Huracán Mitch- carecen de vivienda, salud, empleo, alimentación, seguridad ciudadana, educación. Más allá de la fuerza de este fenómeno, la principal causa de la magnitud del desastre han sido los desequilibrios de un modelo de “desarrollo” insostenible, deshumanizador y causante de un creciente empobrecimiento y un progresivo deterioro ambiental.