Este documento nos invita a reflexionar sobre los desafíos de la sistematización de experiencias en las dinámicas del quehacer universitario, entre ellos las potencialidades en la producción de conocimiento que enfrentamos a partir del reconocimiento de la complejidad de las inéditas situaciones que el contexto actual.
Estas situaciones exigen cada vez más el renovar los enfoques, las categorías y las metodologías con las que trabajamos. Por un lado, la exigencia de impulsar procesos de democratización del conocimiento. Por otro lado, la exigencia de hurgar con mayor profundidad y rigurosidad en la novedad de los fenómenos producidos por situaciones recientes.
Esta apertura al sentipensamiento personal y colectivo significa, definitivamente, una ruptura radical con el positivismo tradicional y el apego a sus reglas metodológicas y también un distanciamiento crítico de la producción individualista y encapsulada que han caracterizado el trabajo académico predominante