Este documento procura problematizar la noción de «la» educación popular, procura interpelar la referencia a un concepto y una práctica uniforme y homogénea -y por tanto estática-. Invita en este caso a hablar, más bien, de los procesos de educación popular, para referirnos así a la enorme diversidad de prácticas que palpitan a lo largo y ancho de nuestro continente.
De esta manera, podríamos comprender mejor los límites y las potencialidades de esos procesos, en sus respectivos contextos, tomando en cuenta sus especificidades particulares. Podríamos, además, comprender mejor no tanto los discursos acerca de la educación popular, sino las prácticas efectivas, tal como están llevándose a cabo, con sus virtudes y sus contradicciones, sus afirmaciones e incoherencias.